sábado, 31 de diciembre de 2011

Pinturas de Colores.

Garabateaba con pinturas de colores en la pared. Escribía cosas sin sentido, y los monigotes que salían de sus movimientos de muñeca cobraban vida como si la pintura fuese una simple varita mágica.

Se divertía mirándolo. Miraba como unos monigotes escribían historias que se reflejaban en lo húmedo de sus ojos. Reía, simplemente reía.

Probablemente, su madre tendría algo que objetar al mundo que se estaba creando en la pared de su habitación.  Pero eso no importaba, era su mundo y disfrutaba de él mientras poco a poco cobraba vida. Se acercó un poco más y tocó la pared tímidamente con los dedos. Uno de los monigotes de color morado le tendió la mano y tiró de ella. Y entró. Sí, entró.

Ella lo había creado, lo había dibujado desde su imaginación. Y ahora estaba dentro. Dentro de su mente, y al mismo tiempo, dentro de su mundo. No pensó en ningún momento en cerrar los ojos, no lo hizo.
Sólo pensaba en una cosa, en su mundo, en disfrutar de sus monigotes, y en reír. Empezó en ese momento, en el que lo dibujó y ya no paró.

Puede que saliese de esa pared, puede que nunca hubiese entrado.
 Pero el mundo es lo que creamos nosotros, es lo que queremos ver, sentir o tener. Lo que imaginaría un niño...
 Lo simple, lo que se puede dibujar con pinturas de colores.